Querida África:
Al principio pensé que no eras nada. Un país sin nada que hacer y sin esperanzas. Pero es obvio que no es así. Te visité y me enamoré. Me enamoré de ti, tan rápido como alguien suele dormirse: primero lentamente y luego de repente. Me enamoré de ti, de los niños, de La Sabana, de su gran vista, de su gente... Completamente. Y ahora, espero poder hacer algo para que el resto del mundo vea lo maravillosa que eres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario